Ser apátrida es estar sin política, ser vulnerable e irreconocible (Arendt, 1951).
La condición de apátrida podemos verla como un no lugar (Augé, 1995), ese no lugar donde simplemente desaparece la posibilidad de enunciación y de acción política. Ser apátrida estando fuera de su país es comprensible, pero serlo dentro de tú país es difícil, una situación difícil; eso llevó a Arendt a significar los campos de concentración de Alemania como Fábrica de cadáveres, lo que allí sucedió fue la industrialización de la muerte, la que consistió en la creación de máquinas, como la cámara de gas, que automatizaron la creación masiva de cadáveres. Pero más allá, es ver la crueldad a la que se someten los seres humanos, y no me refiero a los que sufren la pena de muerte, sino a aquellos que la ejecutan. No solo son crueles con los otros, son crueles consigo mismos... Después de trabajar en una fábrica de éstas cómo se puede seguir viviendo?
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